Renuncié a mi ombligo para compartirlo con mi hijo,
para albergar su cuerpo dentro y fuera de mi;
que, aunque su andar,
su salir y entrar es transitorio
mi renuncia es hasta el último aliento.
Nunca volveré a ser la misma,
aunque me extrañe a veces y no me reconozca otras tantas.
Aunque en ocasiones quiera irme y no regresar;
mi alma no deja de velar, de contemplar y desear acompañar
a quienes por un día decidí renunciar de mí.
Su sonrisa consuela las noches cansadas,
el raspón de la rodilla me regresa a estar presente
a seguir prestando mi cuerpo
como cimiento y tierra fértil para que crezca y un día
se vaya y lo dejé ir.
Renuncio con gusto.
Renuncio con dolor.
Renuncio con propósito
y aunque a veces se me olvide,
renuncio con amor. ❤️🩹