Estado Monástico Autónomo de la Montaña Sagrada suena a una mezcla de Juego de Tronos, Age of Empires y Alejandro Jodorowsky.
Sin embargo, es un territorio real. Situado al noreste de Grecia, son 33.000 hectáreas con 20 monasterios ortodoxos donde viven unos 1.400 monjes. Se trata del mayor espacio del mundo donde están prohibidas las mujeres.
Un buen lugar para que el macho alfa de los presidentes, Vladimir Putin, pase un sábado de primavera, ¿no?

El presidente ruso está de gira en Grecia y aprovecha la jornada de hoy para visitar un lugar de otro tiempo. Literalmente. Porque la historia del monte sagrado de Athos se remonta al siglo XI, cuando se convirtió en un enorme refugio de monjes ortodoxos, algunos de ellos de origen ruso.
Tras soportar los imperios bizantino y otomano, e incluso las cruzadas cristianas, el territorio alcanzó un acuerdo en los años 20 del siglo XX con el estado griego: tendrían su propia ley, dictada por el Patriarca de Constantinopla y serían tierra autónoma que no pagase impuestos a Grecia.Una soberanía que permite al monte Athos vetar la entrada a las mujeres.

En efecto, desde 1046, las mujeres no pueden entrar en Athos para no poner en peligro el celibato de los monjes. No pueden acercarse a menos de 500 metros del territorio.
La historia de Athos está plagada de anécdotas y leyendas. Como la que dice que en el siglo XV el emperador serbio Dusan llevó a su esposa allí para protegerla de una plaga. Como sus pies no podían tocar la tierra sagrada, la mujer, Helena de Bulgaria, estuvo en un carruaje todo el tiempo. O la historia de Aliki Diplarakou, la primera Miss Mundo griega, que en los años 30 entró allí disfrazada de hombre para desafiar la absurdez de la prohibición.

Pero la cosa no acaba ahí. El mito dice que las hembras de animales tampoco son bienvenidas en Athos. Con una excepción: las gatas, que al parecer hacen una útil labor contra los ratones de la zona.
Athos solo acepta unos 100 visitantes al día, previa solicitud del diamonētērion, una especie de visado bizantino. Entendemos que es un papeleo que por su cargo se ha ahorrado Putin, que ya ha dado sobradas muestras de no entenderse muy bien con la igualdad de género.
Suyas son bravatas como ‘es mejor no discutir con mujeres’ en referencia a Hillary Clinton, haciendo que hasta la diplomacia estadounidense le considere un autoritario machista, según sabemos gracias a WikiLeaks.
Seguro que al menos hoy pasa un sábado testosterónico y tranquilorodeado de sus amigos.
Vía Playground