Dark Light
Sorteando dificultades hasta el final, como lo hizo desde el inicio de su mandato, Astudillo dejará un parámetro muy alto sobre gobernanza y administración y entregará un Guerrero de pie que resistió las adversidades políticas y sociales @hectorastudillo

La promesa de orden y paz de Héctor Astudillo Flores fue concebida originalmente en el contexto de inseguridad en Guerrero, pero al paso de su gobierno tomó forma como norma general en políticas públicas de otros rubros.

En lo financiero, por ejemplo, la gestión que concluye al primer minuto del 15 de octubre no dejará un monto mayor de deuda pública al que heredó ni deudas por concepto de empréstitos que comprometan las arcas estatales. Guerrero es de los tres primeros estados con menos deuda pública, solo después de Tlaxcala y Querétaro. Al inicio del sexenio eran 2376 millores y ahora son 1348 millones.

Si bien se enfrentan problemas para liquidar bonos pendientes a la base trabajadora de su gobierno, estos se deben mayormente a recortes de participaciones federales de alrededor de 1000 millones que afectaron a Guerrero y otras entidades más. No deja deuda a corto plazo, facilitando a la nueva administración un buen historial crediticio, la deuda institucional también la redujo casi a la mitad del saldo inicial en 2015.

La obra pública y la recuperación de espacios abandonados, como el Paseo del Pescador de Acapulco, son parte del orden que se había perdido en la asignación de recursos para acciones innecesariamente postergadas.

Aunque la paz es un anhelo inalcanzable, en estos seis años se sentaron las bases para reducir gradualmente los niveles delictivos que permitieron, inclusive, sacar a Guerrero de los primeros lugares en violencia a nivel nacional.

Astudillo Flores también trajo un orden en lo político. Además de generar condiciones para celebrar dos procesos electorales en armonía y sin incidentes graves, mantuvo un sexenio apartado de riesgos de inestabilidad, con todo y las movilizaciones permanentes de familiares de los 43 estudiantes de la norma rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa.

La relación de respeto y disposición que mantuvo con un Congreso del Estado sin dominancia de su partido, el Revolucionario Institucional, permitió también afianzar acuerdos hacia un estado de gobernabilidad plena con respecto a la entidad crispada que le fue entregada.

Fiel a su postura de respeto institucional hacia distintas expresiones políticas y autoridades emanadas de otros partidos, fue capaz de construir un vínculo indisoluble con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien reconoció en Astudillo Flores a un político comprometido con Guerrero y sus causas.

Así comenzó a tejer también un proceso de transición terso y transparente para entregar cuentas claras a la gobernadora electa, Evelyn Salgado Pineda, mediante una serie histórica de encuentros informativos sobre la situación de cada una de las áreas torales de la administración estatal, un hecho sin precedente en la vida política e institucional de esta entidad.

Sorteando dificultades hasta el final, como lo hizo desde el inicio de su mandato, Astudillo Flores dejará un parámetro muy alto sobre gobernanza y administración a futuro, y entregará un Guerrero de pie que resistió las adversidades políticas y sociales latentes en casi todo el territorio mexicano ajeno a la Cuarta Transformación.

Amigo gobernador, el gobernador amigo, deja todo en orden y puede continuar su vida política en paz.

entradas relacionadas
Total
1
Share