Jaime Tello Cisneros es un padre acapulqueño desesperado. Su pequeño hijo José Miguel, de 5 años de edad, se encontraba en coma desde el 23 de marzo pasado, cuando, durante un viaje a la Patagonia argentina, un guía de turistas volcó accidentalmente la camioneta que los transportaba hacia Punta Tombo, donde verían a los pingüinos.
La Patagonia es una región geográfica ubicada en la parte más austral que comprende territorios del sur de Argentina y Chile. Está en el último rincón de Sudamérica. Desde allá es que el hombre originario de Acapulco está pidiendo ayuda a sus paisanos.
“Mi hijo se llama José Miguel de 5 años estudia en el Liceo [Iberomexicano de Acapulco], somos una familia acapulqueña. […] Hicimos un crucero por Sudamérica con el propósito de que mi hijo conociera los pingüinos, ése fue el único objetivo”, narró Tello Cisneros a través de su cuenta de la red social Facebook.
“En el día 12 de nuestra travesía, es decir el 23 de marzo bajamos del barco en Puerto Madryn, Argentina fuimos a una agencia de viajes y contratamos un tour a la ciudad de Punta Tombo, que está a 180 km de distancia. Pero la guía nos volcó en la carretera y ahí comenzó nuestro calvario”, aseguró el padre acapulqueño.
Fue en ese accidente, cuando su pequeño hijo salió despedido del auto y sufrió fractura de gravedad en la cabeza, que le originó daño en el tallo cerebral y dos infartos cerebrales, además de una fuerte contusión pulmonar.
En su declaración ministerial ante un Tribunal, el padre acapulqueño aseguró que Jaime Tello aseguró que la chófer se salió de la ruta 3 veces, y confirmó que la Policía local la detuvo al salir de Puerto Madryn, por exceso de velocidad.
“El hombre declaró [ante el Fiscal] en el tercer piso de Tribunales durante una hora y media. También lo hizo su madre, pasajera del vehículo accidentado. Respondió a la Fiscalía representada por el doctor Osvaldo Heiber y a la Defensa Pública representada ayer por Romina Rowlands y Carolina Marín”, dice una nota del diario argentino La Jornada.
Aunque se les brindó atención médica en un hospital público de la ciudad de Trelew, la más cercana al accidente, el menor seguí en coma hasta hace pocos días. Tello asegura que en ningún momento de este suceso ha sido apoyado por ningún seguro, ni del automóvil, tampoco el que le proporcionó la agencia de viajes.
“Yo cuento con una póliza de seguro de viaje de American Express y hasta el momento no me resuelve el traslado a la ciudad de Buenos Aires, ya que mi hijo requiere de rehabilitación neuronal y es al único lugar que el pequeño resiste para traslado, según el cuerpo médico”, indicó Tello Cisneros.
El padre acapulqueño está pidiendo a las autoridades mexicanas que soliciten al gobierno argentino que asuma su responsabilidad y proceda contra con los responsables. Además, solicita ayuda para trasladar a su hijo, quién el día de ayer salió de terapia intensiva y al que le urge que reciba rehabilitación neurológica en la capital de Argentina.
El seguro de American Express, agencia con la que pagó el viaje desde Acapulco, le dijo a Tello Cisneros que analizarán a detalle cada uno de los gastos, debido a que el costo hospitalario y rehabilitación exceden sus políticas, “y por ello no pueden dar una respuesta pronta, aunque la atención del pequeño lo amerita”.
En declaraciones a Radio 3 Cadena Patagonia, el padre acapulqueño informó que, al mismo tiempo, la responsable de la agencia de viajes que contrataron para la excursión a Punta Tombo dejó de hacerse cargo del alojamiento de la familia en la zona. Sin embargo, el Ministerio de Turismo de la provincia asume los gastos de estadía de la familia mexicana.
“Hablé con la ministra de Turismo y arregló con un hotel. Solo pago los alimentos. Pero la gente también apoya y me ha mandado alimentos”. Tello le dijo a la radiodifusora que ahora la cuestión es solucionar el traslado aéreo de su pequeño hijo a Buenos Aires y la internación en una clínica especializada, como el Instituto Fleming. “No estoy en el afán de exigir nada ni causar lastima. Mi deber ahora es luchar por mi hijo”, sostuvo el padre acapulqueño.
“Tengo un seguro de viaje que llevo años pagando y no me ha respondido como debiera y no tengo forma de trasladar a mi hijo a Buenos Aires. Me ofrecieron una ambulancia, y me dijeron que Buenos Aires está a 11 horas. Yo les digo que los traslados se hacen en avión, porque en vehículo tarda más de 18 horas”, aseguró Tello Cisneros.
El afectado asegura también, que el Consulado mexicano en Argentina evade el tema, argumentando que es un caso entre particulares, por lo que le pide rectificar y apoyarlos en su caso.
LA DECLARACIÓN MINISTERIAL DEL PADRE ACAPULQUEÑO ANTE UN TRIBUNAL ARGENTINO (VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DEL DIARIO LOCAL LA JORNADA)
-¿Cuál era el destino del viaje?
– Veníamos en el crucero Norwegian Sun. Llegamos a Puerto Madryn. Atracó a las 8 de la mañana. Ahí el propósito del viaje era que mi hijo conociera los pingüinos. Bajamos del barco. Caminamos hacia la costanera. Allí había taxistas que se ofrecían a llevar al recorrido a Punta Tombo. Pero no me inspiró la confianza de hacer un trato con alguien así. Por eso, decidí caminar, crucé la calle y a mano izquierda entré a una agencia de viajes. Me recibió la propietaria. Hicimos la negociación por el servicio. Quedó pactada en 200 dólares. La mujer nos dijo ‘La van a pasar bien. Les voy a asignar a mi mejor guía de turismo’. Me dio la mano. Me saludó. Me dijo que era un viaje largo. Pasamos al baño. La señora nos dijo: ‘Voy a poner a su disposición un vehículo para que hagan el viaje’”.
“La mujer que manejaba tomó unas llaves, su bolso y nos llevó al vehículo. Yo iba a subir a la parte de delante de copiloto pero la guía muy amablemente me dio la indicación que subiera atrás de ella. Porque decía que mi madre era más anciana. Pero lo dijo de manera muy amable. Pasó a cargar nafta, se disculpó por eso”.
– Cuando se ubicaron. ¿Se pusieron cinturones?
-Las personas adultas sí. Yo busqué el cinturón para ponérselo a mi hijo pero no lo encontré.
-¿En qué lugar estaba el nene?
-En el medio. Al momento de subir busqué el cinturón, metí la mano, tenía una funda el asiento y no lo encontré. Mi cinturón tuve que buscarlo,no lo encontraba pero me lo pude poner. El resto tenían. Excepto mi pequeño.
-¿Usted le preguntó si había cinturón?
– No. No le pregunté.
– ¿Ella no pidió que los usaran?
– No. No dijo nada.
– Continúe el relato…
– Cuando salimos de Puerto Madryn nos paró un control policial. La señora se detuvo y le dijo una mujer policía que bajara la velocidad. Le dije “Por favor, hace un tiempo, eran días, atropellaron a una compañera de nosotros por una persona como usted, que ve el control y no baja la velocidad. La voy a invitar a que cuando vea el control, baje la velocidad”. Le tomó los datos, los pasó a otro lugar. También le preguntó si estaba habilitada para turismo y la conductora mostró un papel. Ahí continuamos el viaje.
Hasta ahí fue hasta cierto punto normal. Pero llegó el momento en que la señora tomaba la banquina. Antes del accidente lo hizo tres veces. Por lo general cuando muerdes la banquina, corriges. La señora no. Duraba 3 o 4 segundos. El coche vibraba horrible. Ya iba con miedo. También veía la cara de angustia de mi prima y de mi madre. Ella, se dormía y se despertaba tomándose del asiento. Me debí de haber bajado del vehículo.
Me arrepiento de eso. Antes del accidente pasó a un colectivo con cruceritos. La ventaja que tienen ustedes por vehículo que llegaremos en una hora y media, en colectivo dos horas y media. Es horrible. Antes de subir a la ruta casi le pega al colectivo con la parte derecha posterior del carro. Pasaron como 300 metros. La ruta era de asfalto y vuelve a morder la banquina.
Después volvió a perder el control. No sé por qué no lo tengo presente, si giró a la derecha o la izquierda y dio vuelta completa y giró el vehículo. Gente que vio el accidente dijo que dio 3 vueltas el coche. Lo ignoro. Yo no las conté.
-Usted habló que el vehículo se fue a la banquina. ¿A qué velocidad? ¿lo vio?
– Cuando era camino recto, iba como a 130 kilómetros por hora. Vi el marcador porque ya me preocupaba la conducta de la persona. Otras veces con curvas veía que estaba entre los 90 y 100 kilómetros por hora
-¿A esta velocidad se iba a banquina durante este viaje que relata?
– Sí.
– Dijo que dio tres vuelcos. ¿En qué posición quedó?
– Quedó con las ruedas hacia arriba. Una persona que iba en un colectivo detrás nuestro dijo que contó tres vueltas. Yo lo ignoro.
– Luego del accidente, ¿cómo se dio cuenta de la lesión de su hijo?
– Quedamos todos en el habitáculo en el lugar. En ese momento vi que me salía mucha sangre de la cabeza pero mi principal preocupación fue mi hijo. Le digo a mi prima: ¿’Mi hijo?’. No no sé, me dijo. Lo busqué dentro del auto, arriba, en todos lados. Quería salir. Pero no podía porque sentí como una descarga eléctrica de mi cabeza hacia abajo. Posteriormente, me pude zafar del cinto y logré salir. Lo vi en la parte trasera solo con dificultad para respirar. Estaba fuera del auto.
-Cuando la mujer conducía a excesiva velocidad ¿alguno le manifestó que la bajara?
– No. Tuve la intención pero no lo hice.
– ¿Puede describir sus lesiones y las de su madre?
– Sí. En el momento de estar en el hospital me dijeron que tenía lesiones en el esternón y costillas fracturadas. Me cosieron el brazo porque tenía una herida. Está cicatrizando. La cabeza tuve múltiples heridas. Ninguna que requiriera sutura. Mi madre, tuvo múltiples moretones, hematomas. La otra persona, mi prima, quedó con todo el cuerpo con moretones. Es lo que puedo manifestar.
– ¿Puede describirnos las lesiones de su hijo?
-Múltiple fractura de cráneo. Tuvo dos infartos cerebrales. Fractura de la caja toráxica. El día de ayer ya me descartaron que pudiera mejorar. Prácticamente mi hijo está en estado vegetal. Es difícil reconocerlo pero fue lo que me comentaron los doctores.
– ¿Le dijeron el pronóstico?
– Dicen que con terapia puedo lograr que pueda salivar. Y quizás recobrar la vista o abrir los ojos. Eso ya depende de la terapia y cómo responda el organismo de mi hijo.
-¿Esto le generó perjuicio económico amén de la salud?
– Sí. No lo tengo cuantificado pero sí.
– ¿Cómo están usted y la madre de su hijo a consecuencia del accidente?
– Destrozados emocionalmente.
– ¿Es único hijo?
– Sí.
– ¿Que edad tiene?
– Cinco años.
– ¿De qué depende su regreso a México?
– De un avión sanitario para hacer el regreso. Ahora es imposible darle cuidados en avión comercial. En el Consulado me dijeron que no tenían ese tipo de asistencia. Que quedaba fuera.
– ¿Estaría dispuesto a aceptar suspensión de juicio a prueba supeditado a que la imputada cumpla reglas de conducta?
– Para mí eso no es una decisión personal. Se la cedo al juez.
– ¿Estaría usted de acuerdo en caso de proponerse?
– No.
– ¿Quiere manifestar algo más?
– No.