Oficialmente, la temporada vacacional de verano no ha terminado; sin embargo, se puede hacer un balance al día de hoy de cómo ha sido con respecto a años anteriores.
El porcentaje promedio de ocupación a lo que va en el mes de agosto es bueno y equiparable al año pasado – entre 51% y 53% – con una diferencia razonable por las altas y bajas que representan los fines de semana aún siendo temporada; es decir, las noches de viernes y sábado sí presentan mayor ocupación en temporadas altas, medias y bajas con respecto a las noches entre semana.
Hasta antes de pandemia, la ocupación hotelera se veía en franca recuperación de los buenos años previos al 2008, pues causas como la violencia, inflación, destinos que emergían y la alza de destinos maduros, hacían que Acapulco fuese perdiendo la preferencia de turistas nacionales e internacionales.
A partir del año 2022, los resultados de ocupación y derrama económica van subiendo y llegando a un nivel natural que ubica a Acapulco entre los destinos más visitados por los turistas nacionales, abriendo la brecha con una diferencia notable con los turistas extranjeros.
Es momento, ahora, para refrescar la imagen de Acapulco con el objetivo de conservar el tipo de turismo que tenemos, pero, también, de atraer a otros segmentos que buscan una diversidad de atractivos que Acapulco tiene y que puede crear.
Tenemos que renovar el producto, mejorar los servicios públicos y mejorar la percepción de seguridad. Es una labor conjunta de gobierno e iniciativa privada. Una vez logrado lo antes dicho, podremos competir con destinos que sostienen porcentajes de ocupación anual de entre 70% y 90%, y con una combinación de turismo nacional y receptivo; más convenciones, más eventos masivos (culturales, deportivos, musicales, etc.), más atractivos, mejor servicio y más competitividad.
Foto: Manuel Plata / Autor
